Señores, señores:
Al terminar con la graduación de estos tecnólogos el ciclo de conferencias que, sobre el hombre, su misión y responsabilidad en la empresa, ha programado el Centro de Investigación y Planeamiento Administrativo – CEIPA, me parece oportuno reflexionar sobre cómo la tecnología está al servicio del hombre.
Oportuno porque está muy generalizada la creencia de que la tecnología consulta únicamente los intereses de la productividad y desconoce los derechos de la persona humana.
No se puede negar que, en una época como la contemporánea, caracterizada por el vertiginoso incremento de la automatización y angustiada por las urgencias económicas, se corre el riesgo de subestimar la dignidad del hombre.
Pero tampoco se puede desconocer que el progreso de muchas ciencias, no solamente consulta la condición humana, sino que tiene como objetivo específico al hombre.
Tal ocurre con la ciencia administrativa, y tal acontece también con las ciencias del comportamiento humano.
Por eso, estos tecnólogos que hoy egresan del CEIPA no solamente estarán al servicio de un sistema económico deshumanizado, sino que, en el ejercicio de sus respectivas profesiones, podrán armonizar equilibradamente los objetivos de la empresa con las exigencias de la dignidad humana.
El hombre como tal estará atendido cuando ellos actúen en la empresa. Porque:
- se sirve al hombre cuando se aplican los conocimientos administrativos para que nuevas tecnologías incrementen la productividad, que a su vez permitirá mejores condiciones de vida, como cuando con el mejoramiento del ambiente laboral se hace más digno, más humano, el ejercicio de la actividad del hombre;
- y se está sirviendo a la persona cuando la aplicación de las conquistas psicológicas favorecen la aceptación del otro y fecundizan las relaciones interpersonales;
- y se le sirve cuando las técnicas de la planeación racionalizan los esfuerzos, y cuando las normas de la organización fijan responsabilidades;
- se le está sirviendo cuando la actividad evaluativa precisa la labor cumplida, y reconoce y sanciona y estimula;
- se está sirviendo al hombre cuando la aplicación de las normas jurídicas impone deberes y reconoce derechos;
- se está sirviendo al hombre cuando los conocimientos contables y tributarios consultan más la equidad y la justicia que el ánimo de lucro;
- al hombre se está sirviendo cuando se reconocen y pregonan los derechos de la persona humana como los más preciosos valores de una empresa;
- es servido el hombre cuando se busca su realización personal a través del logro de los objetivos de la industria;
- se está sirviendo al hombre cuando se aplican las normas de seguridad industrial para conservar su integridad física;
- y cuando, al estructurar las campañas publicitarias se tiene en cuenta no manipular la decisión humana, se está sirviendo al hombre;
- como se le está sirviendo cuando al consultar su preparación, sus aptitudes y talento, se está procurando ubicarlo en la mejor oportunidad para él;
- en fin, se está sirviendo al hombre cuando al implantar programas de desarrollo humano se es consciente que, además de ser un factor de producción, es miembro de una familia, de una sociedad y, sobre todo, que es persona, y como tal, además de sus contingencias materiales, tiene angustias, temores y esperanzas.
Y es que, la tecnología no puede ser fría frente al hombre, porque es un producto intelectual.
A los tradicionales factores de producción -capital y trabajo- es necesario agregar hoy este de la tecnología, que es precisamente un fruto de la educación, y como tal, eminentemente racional y humano.
El Centro de Investigación y Planeamiento Administrativo – CEIPA, al graduar hoy este grupo de tecnólogos superiores en Gestión de Empresas y Comportamiento Industrial, es consciente de que hace un aporte no sólo al proceso de industrialización y desarrollo del país, sino también al proceso de desarrollo humano.
Sea esta la oportunidad, entonces, para decirles a ellos, y en ellos a los futuros profesionales del CEIPA, que su primer compromiso es con el hombre, con la dignidad de la persona humana, porque toda actividad adquiere su verdadero sentido cuando está al servicio del hombre.
Es frágil, mezquina y deleznable, la acción que no lleve el sello de lo humano.
La proyección del CEIPA en la empresa y en la sociedad se hará a través de sus egresados; y será una proyección perdurable si lleva la impronta del hombre. Sólo la humanización hará imperecedera nuestra obra, porque lo humano pertenece al inefable reino del espíritu.
Se suceden los tiempos, y con ellos las obras también los hombres. Permanece el espíritu. Permaneced vosotros en su dimensión.
—
Antonio Mazo Mejía
Medellín, 21 de noviembre de 1975