Muy apreciados graduandos,
La culminación de una significativa etapa de nuestra vida, como lo es la obtención de un título profesional o de especialista, como toda etapa importante, es un acabar sin fin y un comenzar permanente; es un ascender por el camino de la superación que no conoce final; diríamos, que es algo semejante a la corriente de un río que está pasando siempre, pero que nunca pasa.
Pero así como la corriente del río en su recorrer va encontrando nuevas curvas, niveles nuevos, nuevos riscos, peñas nuevas, a todo lo cual tiene que, no solamente acomodarse, sino superar para no perder su cauce, así nosotros en nuestro actuar profesional, tenemos que enfrentarnos a nuevas realidades que hemos de saber enfrentar y asimilar, porque de ello depende el éxito de nuestro ejercicio profesional.
Voy a enunciar algunas de esas realidades que a los profesionales de hoy nos plantea esta sociedad del conocimiento, en la que nos encontramos inmersos en la actualidad.
Lo fundamental, lo imprescindible, lo esencial para conservar nuestra vigencia profesional, será la disciplina del estudio; hoy, cuando la vertiginosidad del cambio nos plantea nuevas realidades, y cuando se están generando permanentemente nuevos conocimientos, saberlos gestionar es una de las estrategias necesarias para no ser marginados por la dinámica de una civilización que se renueva aceleradamente.
Frente al cambio como frente al futuro, tenemos dos opciones posibles; o ser actores, constructores de él, o ser sus víctimas y resignarnos a padecerlo; el ser constructores o víctimas, depende de cada uno de nosotros; basta explorar el entorno y descubrir las opciones que nos ofrece; seguramente nos encontramos con una realidad que nos está llamando hoy a ser innovadores; la innovación es un poderoso motor que impulsa el progreso; con ella se transforman los entornos y sus realidades, se encuentran nuevas oportunidades y se genera progreso y riqueza; el desarrollo que hoy se da en muchos países se debe en gran parte a la investigación, la innovación y el emprendimiento.
La dedicación a la investigación, esa búsqueda apasionada de las huellas, de la relación entre las causas y los efectos, nos permitirá vislumbrar nuevos escenarios, conocer nuestras fortalezas y debilidades, y así poder actuar exitosamente en ellos; el filósofo francés Regis Jolivet decía que saber, es saber ver lo que son las cosas en sí y en su relación con las demás; en el análisis de esas relaciones, son muchas las nuevas potencialidades que podemos explorar para hacer una fecunda aplicación de lo que sabemos, y aún para generar nuevos conocimientos.
Es con ese saber ver con el cual vamos a encontrar un amplio campo de acción para ejercer nuestra creatividad, esa imaginación creadora, ese ingenio, esa capacidad de inventiva que nos lleva a otras formas de aplicación de nuestros conocimientos para crear nuevos bienes, o servicios, o generar ideas nuevas.
El ejercicio de esa inteligencia creadora se verá favorecido fecundamente, si en nosotros hay una capacidad de emprendimiento, una actitud positiva para correr riesgos intentando cosas diferentes; los romanos decían que a los audaces les ayuda la fortuna; la prosperidad y el éxito no son productos del azar, ni de eso que llaman suerte, sino de esa fuerza interior que nos genera ideas y nos impulsa a actuar sin temeridad, pero tampoco con pusilanimidad, sino desde una planeación, con tino y con prudencia, que son los imprescindibles puntos de partida de un emprendedor exitoso.
Las lecciones que nos están dando los países que recientemente han fortalecido sus economías y que están avanzando en la conquista de mercados a nivel mundial, nos están diciendo que son los emprendedores los que están haciendo grandes aportes a su crecimiento económico.
Dentro de esas lecciones es muy importante la que hace alusión al pensamiento global; es necesario superar la visión limitada de nuestro entorno; hoy se nos exige que sepamos pensar, mirar y actuar globalmente; la globalización es una realidad cada vez mayor; y el ser exitosos en ella, depende de nuestra capacidad de comprender todas las implicaciones que trae.
Otras dos competencias muy importantes para los profesionales de hoy, son la toma de decisiones y la capacidad para resolver problemas.
El ejercicio profesional nos está exigiendo permanentemente que actuemos, que tomemos decisiones, lógicamente dentro de las atribuciones que se nos han dado; saber actuar sin negligencia frente a nuestras obligaciones, y sin extralimitarnos en nuestras atribuciones, es una competencia muy importante para la dinámica normal de las organizaciones; decían los romanos: in medio virtus; la virtud está en el medio.
Lo normal en un ejercicio profesional, es vernos enfrentados a múltiples problemas, insignificantes algunos, más importantes otros, y no estamos exentos de tener que resolver problemas de los cuales dependa el éxito o el futuro de la organización que gerenciamos; identificar bien el problema, saber analizar sus causas, ser creativos y proactivos al explorar los escenarios posibles frente a las soluciones que ideamos, son algunas de las estrategias que nos permitirán resolver exitosamente los problemas que se nos presenten.
Recordemos que nuestro ejercicio profesional no puede agotarse en lo específico de cada profesión; mantengamos siempre presente que en un país como el nuestro, el privilegio de ser profesionales y especialistas, conlleva una responsabilidad cívica y social. El próximo domingo tenemos la oportunidad para ejercer responsablemente nuestro deber como ciudadanos al acudir a las urnas para elegir a conciencia el candidato que represente la mejor opción para nuestro territorio.
Frente a la injusticia social, nuestra responsabilidad debe ejercerse desde un compromiso firme y serio con la justicia; frente a tantas y tantas situaciones de miseria, ojalá nuestra responsabilidad social nos lleve a emprender generosas acciones de solidaridad.
En nuestra realidad nacional cada día se hace más evidente el cáncer de la corrupción, que tiene múltiples tentáculos, y que no es exclusivo del sector público, sino que desgraciadamente también ha hecho metástasis en el sector privado; es una realidad tan nociva para el país, y de pronto aún más que los mismos grupos alzados en armas; frente a ella, nuestra responsabilidad social hemos de ejercerla con una conducta incuestionable, con un proceder siempre recto y transparente, sin esguinces, dobleces ni claudicaciones; que sepamos tropezarnos en un cabello; ése será un gran aporte con el cual estaremos construyendo un mejor país para nuestros descendientes.
Muy apreciados graduandos,
Estos dos activos conocimiento y valores, que durante esta semana les hemos entregando en los símbolos del escudo y el diploma, simbolizan la filosofía de formación integral de nuestra Institución, y que desde hoy en adelante serán ustedes los encargados de representarla y defenderla.
Estamos seguros que esas nuevas metas por conquistar, llenarán sus vidas de prosperidad y felicidad. En el CEIPA estaremos siempre a su lado; sus éxitos nos llenan de satisfacción también, por que así nuestra tarea de aportar un grano de arena bueno a la sociedad, se ha cumplido.
Que Dios los guíe en la conquista de los próximos puertos; su idoneidad profesional e integridad personal serán el motor para lograrlo.
Muchos éxitos, muchas felicitaciones
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Diego Mauricio Mazo Cuervo
Sabaneta, 23 de octubre de 2015