Señoras y señores:
Es para nosotros motivo de la más alta satisfacción humana el hecho de graduar esta noche, a los nuevos tecnólogos en Administración de Empresas y Comportamiento Industrial, en cumplimiento de una tarea educativa que ya llega a los seis años de su existencia.
El CEIPA es una institución consciente de la necesidad de capacitar al educando para su realización inmediata, como lo exige el imperativo de una sociedad que se desenvuelve en muchos de sus aspectos, con demasiada prisa, y que urge a cada momento la participación idónea de las nuevas generaciones.
En este sentido, para nosotros la educación es un sinónimo del desarrollo humano y sin la cual no podemos hablar de un verdadero progreso nacional.
Hoy más que nunca, la educación es una necesidad primaria del hombre, que debe ser atendida con la misma solicitud y empeño con la cual atendemos las demás necesidades primarias.
La educación, como lo ha dicho Wolfgang Kuper, actual Ministro de Cooperación Económica Alemana:
“Despierta la conciencia del hombre sobre su propia existencia, y le da las herramientas para mejorar por sí mismo, sus condiciones de vida”.
Esto significa, ni más ni menos, que el hombre se hace hombre y se realiza cabalmente en cuanto su mente esté desarrollada y preparada por el proceso educativo.
No podemos hablar de mejorar las condiciones de nuestro país sin antes hablar de educación. No podemos pretender un mejor estar humano sin antes generar un proceso educativo que englobe cada vez mayores sectores de la sociedad.
El CEIPA se ha planteado como una alternativa que pretende ajustarse a la realidad colombiana, realidad que cada día, cada hora y cada minuto, está necesitando juventudes preparadas para afrontar inmediatamente las exigencias de una sociedad que crece geométricamente en su número y en sus necesidades.
El CEIPA cree estar respondiendo al desafío histórico, social y concreto de Colombia, al promover a través de la educación, a las nuevas generaciones, ávidas del conocimiento, pero a su vez -y muy especialmente- necesitadas de la orientación.
Y es que, precisamente, educar significa algo más que transmitir unos conocimientos; educar significa: enseñar y dirigir.
En este sentido, aún son válidas las preocupaciones que en su tiempo tenía el filósofo Platón, cuando se angustiaba de que los maestros sólo dieran a sus discípulos unos conocimientos, sin el espíritu para manejar esos conocimientos.
En otras palabras, y tal vez ilustrando con un ejemplo, queremos decir: se puede formar un tecnólogo en la Administración de Empresas sin un espíritu ético, que englobe su tenacidad, pero este tal vez sea el error que habrá de deslucir y empañar la profesión.
Estamos empeñados en formar y en educar sobre la base universal de una ética y de un humanismo, que comprenda la urgencia de orientar el desarrollo, hacia una cada vez mayor realización de la persona humana y que propenda por el desarrollo de una sociedad más feliz.
El CEIPA se ha preocupado porque sus clases, sus claustros, sus profesores y estudiantes vivan un ambiente democrático, libre y tolerante, sin que esto signifique nunca, confundir los derechos con las obligaciones.
Entendemos una política universitaria sobre la idea primigenia de universidad, que significa universalidad en los conocimientos, en las ideas y en el derecho de cada uno de vivir sus convicciones, respetando las convicciones de los demás.
En un ambiente así, creemos propiciar el clima para la mejor realización de unas metas que nos son comunes, y frente a las cuales nosotros y ustedes tenemos responsabilidades.
Para los seis años que tenemos de existencia como institución educativa, tenemos la satisfacción del deber cumplido, no sin dejar de reconocer que estamos en la obligación de superarnos cada día más. Estamos seguros de que lo vamos a lograr con la colaboración decidida de ustedes.
El CEIPA se siente pues muy honrado de poder entregar a ustedes, esta noche, un título que corresponde a sus esfuerzos y a sus sacrificios, pero que hoy, con creces, habrá de servir en la promoción de sus aspiraciones.
Estamos muy contentos de que ustedes nos hayan correspondido con su trabajo, con su esfuerzo y, especialmente, con su buena voluntad.
A ustedes deberán las próximas y futuras promociones la consolidación de una estructura curricular, académica y docente cada vez más fortificada, precisamente porque una universidad no se puede consolidar sino en base a la experiencia que dan los años de trabajo.
Esto significa que su respuesta positiva habrá de ver resultados no sólo ahora con la graduación de ustedes, sino también mañana, cuando nosotros habremos de estar más capacitados, para difundir una educación cada vez más integral.
Con sentimientos emocionados y como Director del CEIPA, invito a ustedes, los nuevos egresados del 77, a recibir el título que los acredita como Tecnólogos en Administración de Empresas y como Tecnólogos en Comportamiento Industrial.
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Antonio Mazo Mejía
Medellín, 16 de diciembre de 1977