Hoy nos encontramos una vez más en este recinto de la democracia por la generosidad del honorable diputado Dr. Rubén Darío Callejas Gómez quien nos honra con su amistad y el reconocimiento permanente a nuestra labor educativa.
Para ustedes nuestra gratitud perenne por reconocer y motivarnos a ser mejores cada día, luchar cada día por ese propósito superior de transformar vidas para construir un mejor país.
Este reconocimiento lo recibo en nombre de la comunidad educativa, estudiantes, profesores, egresados y colaboradores, son ustedes quienes con su actuar día a día hacen posible que este proyecto educativo llamado CEIPA sea relevante para nuestra sociedad.
Es imperdonable no recordar la labor visionaria, y trabajo arduo de nuestros fundadores Antonio Mazo Mejía y María Teresa Cuervo de Mazo sin el cual no estaríamos el día de hoy en este recinto.
Para toda la comunidad CEIPA nuestra eterna gratitud por soñar, trabajar arduamente para lograr el propósito superior que nos hemos trazado.
Usted Diputado Callejas es un convencido que solo con educación logramos generar las oportunidades necesarias para transformar nuestro departamento. Hoy en nombre de nuestra comunidad académica del CEIPA le expresa con honestidad nuestra gratitud.
Nuestro fundador nos recordaba “La gratitud es ante todo un lenguaje del alma, un sentimiento noble que encuentra su mejor expresión en la mano que se tiende, el abrazo que estrecha, las lágrimas que delatan al corazón… en la inagotable fuerza de la palabra”.
Durante cinco décadas en el CEIPA hemos entendido y asumido la función crítica de la universidad, como un compromiso desinteresado con la búsqueda de la verdad; solamente en la medida en que ejerzamos esta función con total independencia de otros intereses ajenos a la verdad misma, podremos afirmar que poseemos autonomía moral.
Nuestro fundador Antonio Mazo Mejía, definía claramente nuestra filosofía:
“Educar para la vida, es enseñar el amor por la naturaleza y comprometernos en conservarla y en dejar la herencia de un mundo mejor; es formar en la benevolencia hacia el hermano, sembrando la comprensión, la tolerancia, y el perdón, para que ellos sean fundamentos de la paz; es inculcar la fidelidad a nuestra propia esencia, para que todos nuestros actos apunten a nuestra realización como personas; es formar actitudes de entrega generosa hacia el trabajo, para que todos seamos actores en la conquista de una mejor calidad de vida; es propiciar la solidaridad entre los hombres, para que se abran espacios a la justicia social; es enseñar a respetar la dignidad de la persona humana, para que sea el derecho el regente de nuestras relaciones; es trabajar en la clarificación y en el afianzamiento de los valores humanos, éticos, cristianos y espirituales, para que se consolide una civilización del hombre; es orientar en la búsqueda incansable de la verdad, para humanizar el progreso; es hacer crecer en la libertad, en el ejercicio y el respeto de los derechos humanos y de la vida, para cerrar el cauce a los ríos de sangre humana; es hacer comprender la dimensión y trascendencia de la fraternidad universal, desde aquel mensaje del Padre que nos enseñó a decir “Padre Nuestro”, para dar sentido, ennoblecer y enriquecer la existencia; educar para la vida es, en fin, educar en el amor a Dios, a la familia, a la patria, a la sociedad, al otro, al servicio, en una palabra, en el amor a todo aquello que complementa y realiza verdaderamente al hombre”.
El proyecto CEIPA de Educación Diferente implica grandes retos para docentes y directivos, por eso hoy nos sentimos orgullosos de presentarle al país una Institución que ha alcanzado a formar una comunidad de más de 18.000 egresados que con su labor incansable comparte ese propósito superior de transformar vidas para construir un mejor país.
Más de 400 empresas se han fortalecido o creado en el paso por nuestras aulas ayudando a fortalecer el tejido empresarial. El 75% de los programas acreditados en alta calidad.
En la última convocatoria del Sistema Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, nuestros grupos de investigación alcanzaron las categorías de A1, A y C, nuestro Fondo Editorial de reciente creación en su corto tiempo ha logrado un buen número de publicaciones y la revista Perspectiva Empresarial ha logrado importantes niveles de indexación nacional e internacional.
Nuestros egresados hoy cuentan con uno de los mejores niveles salariales en la región y en el país, así como una de las tasas de ocupación más altas de acuerdo con el Observatorio Laboral de Egresados.
En las pruebas Saber Pro nuestros estudiantes han alcanzado un nivel superior en las competencias específicas de su campo de formación, sin ninguna diferencia estadística entre las modalidades presencial y virtual.
Nuestros estudiantes en dicha prueba han logrado un nivel superior en la competencia de inglés gracias a las acciones de bilingüismo de nuestro centro de idiomas Plus.
Un buen número de grandes empresas han confiado en el CEIPA para sus procesos de formación empresarial o transformación organizacional. Este es un escueto resumen de lo alcanzado en estos primeros 50 años, con la absoluta seguridad que muchos éxitos se quedan por fuera.
En este viaje hemos aprendido que, para ser fieles a nuestra filosofía y ADN, debemos correr riesgos y enfrentar un sistema educativo con unas normas y formas de operación, diseñadas para un modelo de universidad clásico.
Alcanzar la Acreditación Institucional en Alta Calidad, máximo reconocimiento existente en el país con nuestro modelo innovador y diferente es un mérito especial que nos llena de orgullo y ofrecemos como ejemplo para el país.
Este reconocimiento tiene un valor especial para la comunidad CEIPA en este año en el cual estamos celebrando nuestros primeros 50 años de existencia y en el cual, hemos alcanzado unos hitos importantes, es también una importante motivación para soñar en grande y dejar las bases para las generaciones venideras.
Recordando el pensamiento de nuestro fundador:
“Como apasionados constructores de futuro; como infatigables sembradores que no se cansan de sembrar en los surcos de las almas y las mentes; como intrépidos marineros ávidos de mares nuevos y de nuevas travesías, enrutamos hoy la nave hacia el futuro, sin más provisiones que la fe en Dios y en su generosa providencia, y el deseo de servir a esta Antioquia entrañable y a esta Colombia del alma, formándoles líderes conscientes que las conduzcan a los puertos de grandeza, de prosperidad y de paz que se merecen
Que el Señor de los tiempos y los hombres, nos depare buena mar y buenos vientos».
Muchas gracias.
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Diego Mauricio Mazo Cuervo
Medellín, 25 de mayo de 2022