Construcción de una sociedad, con los auténticos valores de la persona

Tienen ustedes, apreciados graduandos, el privilegio de terminar este milenio y de ingresar al próximo, como profesionales de la administración en el área que han elegido; es un privilegio que nos distingue de todos aquellos compatriotas que no han tenido la oportunidad de acceder a la educación superior; pero es también un privilegio que nos compromete, porque somos los profesionales quienes más debemos aportar al desarrollo del país.

Y este compromiso es tanto más urgente, cuando miramos, así sea a grandes hitos, la historia de nuestro país en el siglo que expira, que es un siglo perdido para su desarrollo y su progreso.

Colombia, que siempre llega tarde a las citas con la historia, se asomó, pero no fue capaz de entrar plenamente al Siglo XX en 1936, bajo el gobierno del Presidente López Pumarejo; en 1968, con el Doctor Carlos Lleras Restrepo como regente del país, intentó una modernización del Estado y de su economía; y recientemente el Presidente Gaviria, inició con el proceso de apertura, la búsqueda de un puesto, una vez más tardíamente, la búsqueda de un lugar para Colombia en un mundo globalizado, en el cual no es posible sobrevivir si no se es fuerte en la competitividad, tanto en los órdenes del conocimiento y de la productividad, como en el saber conquistar y mantener mercados internacionales, entre otros órdenes.

Y como si fuera poco esta lentitud de nuestra marcha hacia la historia, nuestro país ha tenido que soportar las plagas del narcotráfico, del clientelismo y de la corrupción en la política, y durante más de cincuenta años, el azote inclemente e insensato de la subversión, que tanta sangre hermana ha derramado, y que tanto ha frenado el desarrollo de nuestro campo, de nuestra industria y de nuestra economía.

Afortunadamente frente a este panorama trágico y desolador, y ante el cual se tiene la sensación de que el pueblo colombiano se siente desfallecer, y de que ya hoy hemos perdido hasta el derecho a la esperanza, se yerguen los colombianos que como Ustedes, están demostrando con sus esfuerzos por la superación profesional e intelectual, que no podemos arriar las banderas de la lucha tenaz, del optimismo y de la permanente búsqueda de la eliminación de nuestros males.

No podemos olvidar que el desarrollo del país ha partido de Antioquia en la mayoría de las veces, o que no ha podido avanzar sin cruzar su meridiano; por eso las generaciones de relevo que son ustedes, tienen que ser conscientes de ese legado al cual no pueden ser inferiores; acrecentar, mejorar, fortalecer, cualificar las empresas en las cuales trabajan, o generar nuevas empresas, es un deber ineludible para los nuevos profesionales de hoy.

Pero no podemos limitar nuestra acción al mejoramiento de nuestro desarrollo económico; más importante que lo económico es el desarrollo integral y sostenible de nuestra sociedad; de nada vale una sociedad próspera si no está fundamentada en los valores que dignifican y realizan a la persona humana; el mundo de hoy nos está mostrando que algunos países sólidos en su economía, su tecnología y su conocimiento, ven amenazado su poderío, por falta de valores que den solidez a la familia, razones de vivir a la juventud, que por falta de ellas se malversa en paraísos artificiales; sociedades en donde se incrementan el hastío y el suicidio en adultos y ancianos, justamente porque saturados de lo material, carecen de valores que den sentido a su trabajo y su existencia; el mundo hoy nos está diciendo que más importante que el tener, es el ser.

Nuestro compromiso entonces es con la construcción de una sociedad que le garantice a todos y cada uno de sus integrantes, no solamente lo necesario para vivir con dignidad, sino lo más importante, las auténticas razones que justifican el luchar y el existir, las cuales solamente se encuentran en los auténticos valores de la persona.

Porque la educación es el camino que nos conduce desde donde estamos hacia donde queremos llegar, gratifican estos actos en los cuales se le entrega a la sociedad una nueva promoción de profesionales comprometidos con la integridad de la persona, con la construcción de una sociedad justa, solidaria y en paz, y con el desarrollo del país.

Los retos que hoy debemos asumir los colombianos de bien, y ustedes sí que lo son, son justamente ésos, trabajar para que desaparezcan las causas de la injusticia social que tanta violencia genera; una sociedad en donde cada uno de los colombianos tenga su asiento en el banquete de la vida; construir una sociedad y un país prósperos, en donde no existan condiciones de vida infrahumanas, y en donde las conquistas del pensamiento, de la ciencia y la tecnología sean patrimonio de todos; un país en el cual los niños puedan disfrutar de su inocencia blanca; donde los labradores puedan fecundar los surcos con la semilla esperanzada y su sudor elemental y honrado, sin sentirse amenazados por la insensatez de los fusiles; un país donde los ancianos puedan esperar plácidamente la caída de la noche, disfrutando el merecido descanso de la tarde de la vida; un país en donde vivir no sea un riesgo, ni cruzar los caminos de la patria sea marchar hacia la incertidumbre o a la muerte; un país en donde vuelvan a tener sentido las palabras como derecho, justicia, verdad, fraternidad, solidaridad, prosperidad, amor y paz, o por lo menos, que sea posible la vigencia de una sola palabra: La esperanza.

Muy apreciados graduandos: Un cambio de milenio como el que se avecina, no debe quedarse en la superficialidad del cambio de cifras en un calendario; para quienes somos profesionales, debe ser una llamada a la construcción de una nueva civilización, en la cual los valores de la persona constituyan el sustrato para hacerla sólida, el conocimiento sea el instrumento fundamental para hacerla dinámica, y la solidaridad, la convivencia civilizada, la justicia social y la paz duraderas, sean las metas que nos propongamos alcanzar; si trabajamos en esta dirección y contribuimos a que esta civilización sea posible, entonces habremos enriquecido nuestra existencia y se habrá justificado vivir.

Que se perpetúe en todas nuestras vidas el espíritu de la navidad, y que su luz ilumine nuestros senderos y su palabra nutra siempre nuestro espíritu.

Antonio Mazo Mejía
Medellín, 17 de diciembre de 1999

Antonio Mazo Mejía - Fundador CEIPA
"De nada vale una sociedad próspera si no está fundamentada en los valores que dignifican y realizan a la persona humana".
Antonio Mazo Mejía - Fundador CEIPA
Antonio Mazo Mejía
Fundador CEIPA